NEURONA
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No
hay duda que gracias a los adelantos de la vida moderna, nuestra vida es mucho
más fácil que la de nuestros antepasados. La energía eléctrica, el teléfono,
los nuevos teléfonos inalámbricos y digitales, los plásticos, los automóviles,
los hornos de microondas, las computadoras, los nuevos materiales de
construcción, los alimentos procesados y ultra procesados, los vuelos
intercontinentales, etc. han hecho sin duda alguna que nuestra vida moderna sea
mucho más cómoda y llevable que la de nuestros antepasados.
Pero la gran
pregunta que nos hacemos es ¿cuál es el impacto de los diversos adelantos de la
vida moderna sobre la salud? Pues ese es el foco de este artículo y esperamos
que al leerlo, aprendamos a convivir con los adelantos modernos, de tal modo
que no afecten nuestra salud y la de nuestros seres queridos.
Los
plásticos. Inventados a mediados del siglo pasado, su uso se generalizó
universalmente a partir de los años 50. Estoy seguro que usted ha estado en
contacto con los plásticos desde su infancia (¿recuerda algunos de sus primeros
juguetes?). El asunto es que de las múltiples sustancias químicas que componen
el plástico, hay dos que merecen atención en su efecto sobre la salud: los
ftalatos y el bisfenol A (BPA). Ambas son consideradas como sustancias
disruptivas endocrinas o sustancias que alteran el normal desarrollo hormonal
en el ser humano y han sido sindicadas como causantes de pubertad precoz de
niños y niñas. Lamentablemente, dada la exposición que tenemos diariamente a
decenas de sustancias químicas, es muy difícil conducir estudios precisos
acerca del efecto negativo de esas sustancias disruptivas endocrinas.
Los
teléfonos celulares. Estos aparatos son tan útiles que es difícil pensar cómo
hemos podido vivir tanto tiempo sin ellos. En primer lugar, es importante
recordar que las radiaciones electromagnéticas son de dos tipos: ionizantes y
no ionizantes. Se dice que son ionizantes porque al penetrar los tejidos, las
radiaciones ionizantes (bomba atómica, reactores nucleares, máquinas de rayos
X) destruyen el ADN de los cromosomas, produciendo mutaciones que causan
cáncer. Por otro lado, las radiaciones no ionizantes (ondas de radio,
televisión, y microondas por ejemplo) no logran penetrar los tejidos y por
tanto no dañan los cromosomas. Los teléfonos celulares emiten y reciben radiaciones
no ionizantes de tipo microondas, por lo que el principal problema es que
pueden causar calentamiento de los tejidos cuando el teléfono se mantiene mucho
tiempo cerca a la oreja.
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